La consolidación del empredimiento

La riqueza potencial de un país parte de aquellos que hoy comienzan con un pequeño negocio, los mismos que necesitarán de apoyo para consolidarse, crecer e internacionalizarse, ellos y sólo ellos pueden impulsar la creación de empleo, evitando así que el tejido empresarial del país no asuma más contrataciones. 

Pese a la ceguera ideológica de algunos, el tejido empresarial es la base para una economía sólida y de creación de empleo, elementos esenciales en la construcción de un estado de bienestar que garantice la cobertura sanitaria, el sostenimiento de las pensiones o las inversiones públicas, entre otras. No es posible crecimiento sin riqueza, ni riqueza sin innovación y emprendimiento, conceptos íntimamente ligados que responden entre sí.

Hay datos que nos hablan de un 20% de pérdida de tejido empresarial, aproximadamente 50.000 empresas desaparecidas desde el 2008, es necesario por tanto una reindustrialización, lo que pasa inevitablemente por apostar decididamente por el emprendedor, una figura clave para culminar con éxito la recuperación económica. Ello debe ir unido también a la internacionalización de nuestras empresas, lo que se ve ya reflejado en un aumento de las exportaciones, España exportó por 254.530 millones de euros en 2016, un record histórico. En este sentido, el ICO ha reforzado sus líneas de apoyo a la internacionalización de las empresas españolas, si vemos los datos de 2012, referentes a la actividad crediticia de dicho instituto, suponen el 2,1% del total de las líneas, mientras que en 2012 éstas fueron el 33,8% del total.

La mayoría de empresas inscritas en los programas oficiales de consolidación y/o crecimiento empresarial declaran su dificultad para acceder a líneas de financiación, algo que sin duda pone en dificultades muchos de los negocios que pasan por el trance de crecer para consolidarse. No menos cierto es que en los últimos años se ha producido una cierta burbuja emprendedora, dados los múltiples programas abiertos, así como la creación de incubadoras y aceleradoras. Esto supone un mayor número de proyectos, pero también una mayor tasa de mortandad en los primeros años de vida, sobre un 80% de los negocios acaban por llegar a una situación así. Es necesario por tanto dirigir más esfuerzos a la consolidación de proyectos jóvenes pero con potencial de crecimiento.

El endurecimiento del acceso a la financiación ha permitido el que surjan otras formas de lograr aporte económico, como pueden ser los business angel, que tratan de aportar liquidez y asesoramiento a los emprendedores, el objetivo de éstos es obtener una ganancia futura, pero siempre desde su función como guía, proporcionando sus contactos y conocimientos en la gestión. El problema con este tipo de apoyo privado es que suele ser un recurso poco tenido en cuenta cuando la empresa está ya constituida, centrándose una vez más en aquellos proyectos que tratan de establecerse y no de consolidarse.

En este contexto también cobran importancia las asociaciones y confederaciones empresariales, ya que forman una red de apoyo y seguimiento, lo que plantea sinergias y soluciones conjuntas a los problemas que se plantean con carácter general. Más aún si las citadas organizaciones están destinadas a un sector concreto y a una edad determinada, en este último caso cabe recordar las Asociaciones de Jóvenes Empresarios. 

En definitiva, el apoyo institucional y organizativo es sin duda imprescindible para los jóvenes empresarios, pero más aún el adecuar las políticas de incentivo y de ayuda a los momentos más necesarios de la consolidación de negocio, implementando los programas de apoyo financiero, así lograremos ser más eficaces en la consecución de nuestro objetivo, cambiando el foco hacia la perdurabilidad de los proyectos y no tanto a la apertura masiva de empresas. 

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